Si no tuviéramos piel...No tendríamos que preocuparnos por gastar dinero en esmaltes, cremas, pestañinas, labiales o polvos, ni nos avergonzaríamos por tener acné, espinillas, barritos o lunares peludos, tampoco tendríamos cabello que cepillar, ni bigote que cortar, ni cejas que depilar, ni barba que rasurar.
Si no tuviéramos piel... No podríamos hacer pucheros, pellizcar cachetes, fruncir el ceño, picar el ojo o inflar las ñatas.
Si no tuviéramos piel… No podríamos juzgar a la gente por sus tatuajes ni por su forma de peinar y la belleza no se concentraría en pechos o traseros exuberantes.
Si no tuviéramos piel... los vestigios de la vejez se alojarían más en el alma que en las arrugas.
Si no tuviéramos piel… Seguramente no existiría el racismo ni la discriminación.